Toby se come el mundo
Este granuja de ojos negros es TOBY.
Sí, ese TOBY… El peludo que da nombre a nuestro restaurante y aparece en nuestra publicidad.
El mismo que se pavonea por la calle haciéndose el importante porque es el protagonista de nuestra historia y la imagen de toda una manera de hacer y pensar.
Si alguna vez has coincidido con él mientras degustabas tu almuerzo o cena en nuestro local, sabrás de qué personaje estamos tratando. El mayor golfillo de 4 patas entre el Paseo de Colón y la Puerta de Jerez.
Todas las personas que formamos la gran familia que trabaja en TOBY eats the world lo vigilamos cuando no mira. Le espiamos mientras se pasea por el restaurante de aquí para allá con su peculiar balanceo de perro salchicha esperando pillarlo in fraganti mientras comete alguna de sus muchas travesuras.
A veces, cuando nos visita alguno de nuestros estimados clientes con una perrita, le falta tiempo para acercarse y rondarla, altivo, con aires de grandeza. Le imaginamos susurrarle al oído, presumiendo:
— ¿Sabes, guapa? Todo lo que ves, lo he creado yo (con algo de ayuda de unos humanos algo tontorrones). Estás invitada a venir siempre que quieras. Nunca te faltará un delicioso huesito y un trago de la mejor agua fresca en mi restaurante.
Algunas de las perritas pretendidas, desagradadas por el flirteo de este granuja le devuelven un bufido de desaprobación; algunas otras, más sutiles, le despiden con una sonrisa de cortesía; y algunas, embaucadas por este aprendiz de Casanova, pestañean ruborizadas entre suspiros apasionados.
Y es que este pilluelo sabe cómo ganarse a todo el mundo. Si conoces la historia de nuestro restaurante, sabrás que este pequeño malandrín engatusó a un cocinero para cenar opíparamente cada noche, de manera que el noble chef, embaucado por la personalidad del astuto can no pudo resistirse a acogerlo como uno más de la familia.
Manteneos prevenidos si os cruzáis con éste adorable pilluelo. Nosotros estamos plenamente convencidos que, si lo dejamos, este TOBY se come el mundo.
